lunes, 18 de junio de 2007

Si es privado es tuyo, si es público es mío.

No lo podía dejar pasar... Mauricio y Gabriela, en Desde el Llano, en TN.

El dúo dinámico nos explica al comienzo de la entrevista que la gente ya perdió el miedo, que la gente ya sabe la verdad: las ideas de privatizar los hospitales o arancelar las escuelas públicas son un disparate.

Mauricio luego cuenta una anécdota de lo más graciosa (las palabras son bastante similares a estas). Resulta que un señor de un kiosco de diarios le pregunta "Pero Macri, ¿es cierto que usted va a quedarse con los puestos de diarios?", a lo que él responde "¿Pero cómo voy a quedarme con el puesto de diarios, si es privado, si es tuyo, cómo voy a hacerlo?".

Lo privado es mío. Gracias por la aclaración, Mauricio. Pero si es público, es tuyo. Quedate tranquilo.

Qué bueno que la gente perdió el miedo.

http://www.clarin.com/shared/v8.1/swf/fullscreen_video.html?archivo=http://videosfla.uigc.net/2007/06/19/llano3a.flv (minuto 1:45).

"Retirate que estoy por empezar"

"Macri no agrede de palabra, pero agredió de hecho. Su grupo agredió de hecho a millones de personas, porque succionó al Estado. Porque pervirtió lo colectivo en beneficio propio. Tomando nota de eso, ¿cómo va a querer Macri hablar de ideología?
Lo raro es que haya tanta gente detenida en el árbol, cuando sólo un poco más atrás está el bosque, y en él, una emboscada".

Luego de meses y meses de meditación, un poco de yoga y burbujas en la bañadera, Mauricio decidió que lo que le interesaba era solucionarle los problemas a los vecinos y las vecinas, y no a los argentinos y las argentinas en general (hablando de la candidatura presidencial, para ser más directos).

¿Siguiente paso? Encontrar equipo para mejorarle la calidad de vida a los vecinos y vecinas. Mmm... De Estrada, ex Subsecretario de Seguridad Social de Videla.... Michetti, principal impulsora del rechazo a la Ley de Educación Sexual... este.... Naradowski, impulsor del arancelamiento de la Universidad Pública.... ¡Ah, sí! Durán Barba, excelente jefe de campaña (que merece un punto aparte http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-86550-2007-06-14.html).

¡Hay equipo entonces! Pero tenemos que comunicarnos mejor con los vecinos y las vecinas, transmitir mejor nuestro entusiasmo, nuestras ganas de un cambio, de terminar con la vieja política. Pero seamos breves, porque ser breve es PRO. ¡Estaría bueno Buenos Aires! Agreguémosle unas palabras lindas como "más seguridad" y "más espacios verdes" y dejemos el resto en el imaginario colectivo (http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/contratapa/index-2007-06-06.html).


Bastante justas las palabras de Carlos Heller acerca del PRO: "El PRO es un producto que toma a los ciudadanos como clientes y pone los ingredientes necesarios para convencerlos; hace estudios de mercado para ver lo que la gente quiere escuchar y elabora un discurso que trata de satisfacer esa demanda".


Como en mensajes anteriores, intento demostrar con actitudes, propuestas que no son tales, ideas irrealizables, historias pasadas e incluso pequeñeces como simples palabras, quién es Mauricio Macri.
Basta de clientelismo; eliminar los punteros; que por ser pacientes no nos hagan esperar horas; retirate que estoy por empezar. ¿Qué? Un momento. Esto último no fue PRO.
A pesar de tener los mejores asesores internacionales, de marketing y de imagen, todos tienen deslices. Toda pared tiene su grieta. Y esta pared que es Macri, que parece de piedra porque habla como robot, tiene su grieta también. Más de una. En cuanto a sus relaciones (siempre hablando del presente, porque hablar de los '90 es hablar de ideologías, y eso no es PRO, es campaña sucia), podemos citar su inmediato alejamiento de Sobisch tras el asesinato de Fuentealba, y su distanciamiento de Blumberg hace pocos días porque resultó mentir acerca de su título de Ingeniero. En cuanto a sus palabras, las que ya mencioné anteriormente que Mauricio dijo en el debate, algo como que no va al Congreso porque no tiene mayoría. O su banco de ADN. Volviendo cuatro años en el tiempo, su manifiesta voluntad de meter preso a los cartoneros y de reprimir las protestas piqueteras.

Pero hay una grieta muy específica este año. Este mismo, con disfraz y todo. Como dije, luego de sus meditaciones, Macri anunció su candidatura para la ciudad. En un basural de Villa Lugano. Subido a una tarima, para no arruinarse los zapatos. Y con una chica de ocho años de bajos recursos, para colmo con una remera de "I Love AR". Pero esta no es la grieta. Esto habrá sido un simple error de sus asesores. Dado que no fue una actitud muy bien recibida por la opinión pública, se "disculpó". Y dijo que ni se dio cuenta de que estaba la chica ahí cuando quizás no debía estarlo. Dijo que debería haberle dicho "retirate que estoy por empezar". No pretendo con esta "grieta" encontrar la cerradura que nos abra la puerta a las entrañas de Mauricio. Pero que nos haga conocer un poquito más al señor PROcesista.

Para dar su opinión sobre esto, nadie mejor que Sandra Russo, en una nota aquí abajo. Ella también es autora de la cita del principio.
Luego, otra nota de Eduardo Aliverti acerca de la derecha que vota a Macri. Es cierto que en estas elecciones Macri ganó en todos los barrios y en todos los sectores sociales, pero cierto sector lo vota con convicción, con ciertos valores personales. Esto analizará el periodista.

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Retirate
Por Sandra Russo

Si la dejan picando, va a rebotar. Anoche, en una charla sobre escritura, tenía que explicar una técnica del tallerista norteamericano Jerome Stern. Se llama “Fachada”. Consiste en escribir en primera persona un monólogo en el que el personaje, a través de lo que dice, y sin ser consciente de eso, va deslizando algunas pistas que le permiten al lector advertir que está escondiendo algo o que lo que relata no sucedió tal como él lo cuenta. Es una técnica narrativa, pero quise encontrar un ejemplo para aquellos que no escriben narrativa sino ensayo o crónica.
Y cómo no usar la frase que fue tapa de este diario, la de Mauricio Macri arrepentido de haberse lanzado desde una tarima de diez centímetros en medio de basura y de pobres. “Le hubiese dicho retirate, que estoy por comenzar.” Me llamó la atención no leer ningún comentario sobre el alcance del verbo utilizado por el candidato, y del campo semántico que abre ese verbo en ese contexto. Porque más allá de técnicas y análisis semánticos, la construcción de esa frase es un jugo exprimido de significados.
Nadie que no haya crecido rodeado de mucamas con cofias y de subordinados de todas las especies pronuncia el clásico “Puede retirarse”. No se le dice “retirate” a un amigo, ni a un par, ni a nadie que no esté esperando, desde por lo menos diez centímetros abajo, una orden amable y recubierta de fondant. Pero una orden.
Cuando Barthes indica que la lengua es fascista porque, más que impedir decir, obliga a decir sin que podamos evitarlo, y cuando señala que aquel que pretenda escribir debe antes que nada dominar la lengua, no está diciendo que debe manejar correctamente gramática y ortografía. No es un saber organizado el que se necesita, sino precisamente un saber adquirido para zafar de la lengua y sus traiciones. “Retirate, que estoy por comenzar” es una frase en la que la lengua obligó a Macri a revelar sin que él supiera evitarlo cuál es su mirada sobre los que lo rodeaban ese día, y sobre la niña que tan contenta posaba a su lado. A la madre de la niña le hubiese dicho un “Puede retirarse” de los miles de “Puede retirarse” que Macri debe haber dicho en su vida. A la niña le hubiese dicho “Retirate”. ¿No hace ruido ese verbo para dirigirse a alguien de diez años?
Los que tenemos alguna ayuda en casa de parte de señoras o jóvenes que usan calzas y remeras, cuando queremos que se vayan solemos decir andate, listo, vaya nomás, déjelo así, nos vemos el martes. Pero nunca diríamos “Puede retirarse” o “Retirate”, porque esa expresión está muy por afuera de nuestro campo semántico, no la hemos escuchado en nuestras casas, si la hemos escuchado la detestamos, y directamente no se nos pasa por la cabeza porque sería inapropiado: a una chica que ayuda en casa uno no le dice “Retirate”, salvo que tenga delirios de grandeza.
Macri no tiene delirios de grandeza. Lo que tiene es una historia personal con extras uniformadas que se retiraban si él se lo pedía, y es posible que siempre lo haya pedido amablemente. Pero inequívocamente esa frase revela una clase.
Esta columna no pretende más que señalar que la literatura se construye con trazos de realidad esquivos y que los escritores deben estar atentos a esos ruidos de la lengua, a esas fachadas que se nos ofrecen diariamente. Un candidato patrón se expresa como un candidato patrón, y no está de más resaltar con amarillo flúo las grietas de su discurso.

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Acéptenlo
Por Eduardo Aliverti

No debería poder creerse que un tipo gane elecciones visitando a viejitos de 107 años y a farmacéuticos asaltados 200 veces. Pero sí, las gana. No porque haga eso, sino porque no importa que haga eso. Lo que importa es que a pesar de que haga eso, que es el ABC de la más barata de las demagogias, hay una mayoría, o hasta aquí primera minoría larga, creyente de que puede haber un cambio para mejor llevados de la mano por una figurita. Porque sólo eso es Macri. Una figurita de la televisión y de los éxitos futbolísticos de Boca. No un partido, no una estructura, no un movimiento social, no una experiencia colectiva, no –siquiera– un militante. Es sólo una figurita hija de la crisis de representatividad estallada en 2001/2002, cuando tanto ingenuo creyó que la revolución quedaba más o menos a la vuelta de la esquina y no supo o no quiso ver que lo estallado eran las expectativas de consumo de la clase media.

(...)

Igualmente, frente a la renovación electoral de la derecha más dispuesta a ejercer como tal; frente a una perspectiva de exclusión social más acentuada todavía, que si algo incrementará será precisamente el nivel de inseguridad y conflicto; frente a la certeza de que el Estado volverá a convertirse sólo en un escenario de negocios privados, si es que no de corrupción generalizada; frente a la probabilidad de que la salud y la educación, en particular, queden en manos de un criterio comercial y sectario, no da lo mismo quién vaya a ser el jefe de Gobierno de Buenos Aires. Esa visión sólo puede entrar en la cabeza de quienes apuestan al testimonialismo como única forma de edificación política, para terminar, siempre, haciéndole el juego a la derecha. Son los cultores del cuanto peor-mejor. Así les va.
Vótese lo que sea, debería hacérselo con un grado de conciencia política, o al menos de esfuerzo hacia allí, algo superior –un poquito, nada más que un poquito– a lo pautado por lo que dicen que van a hacer los que sintonizan con lo que “la gente” quiere que le digan que va a pasar. Se puede votar a la derecha con conciencia política, cómo que no. Es absolutamente legítimo y respetable. Pero confiésenlo, asúmanlo. No votan a la derecha por sus propuestas (?) para los espacios verdes, la polución sonora, las características edilicias, la estructura del parque automotor. La votan porque quieren orden a cualquier costa, quieren represión, quieren la tranquilidad de la dictadura, quieren la ciudad limpia de indigentes, quieren mano dura contra los inmigrantes, quieren meter en cana a los pibes desquiciados que viven a paco y porro. Si es por lo que está más a la vista, resulta que de la noche a la mañana en Buenos Aires no habrá más delincuencia, ni calles sucias, ni piquetes, ni caos en el tránsito, ni cartoneros, ni turnos de atención en los hospitales para dentro de varios meses. De la noche a la mañana, Buenos Aires será Zurich de la mano de Mauricio y de Gabriela.
Si creen eso, si quieren eso, díganlo de una vez. No tiene nada de malo. Todo lo contrario. Es una interpretación de cómo mejorar la dirección y convivencia política y social, igual de estimable que aquella de los que piensan distinto. Sólo acéptenlo, por favor. Porque si es un voto vergonzante, esa legitimidad se pierde en tanto y cuanto saben que hay algo en ese voto, en esa actitud, en ese pensamiento, que pasa por hacer mierda a otra gente por la urgencia del beneficio propio.
Acepten que el domingo que viene van a votar a Menem. Que va a ganar Menem. Y demuestren y demuéstrense, por favor, que eso no es un voto ideológico.